Los placeres

Continuamente trato de aprehender el sentido de los placeres. Es para mí una grupo muy intermedio y bien delimitado entre los sentimientos y los pensamientos, pero su esencia me elude, y su preeminencia, su ubicuidad, me desconcierta. Es imposible invocarlos a voluntad, se presentan solo cuando ellos quieren, de forma que se nos escapan con la misma facilidad.

La insistencia por encontrar su patrón, su ecuación de aparición viene de la comparación. Un elemento crucial es el sujeto estimulado y, siendo diferentes, siendo uno Yo y uno Todo Lo Demás trato de ver cómo se afecta ese otro que no soy yo por ellos. Ahí me siento diferente.

Pero la pelusa en mi ombligo me dice que no, que soy tan caprichoso y aleatorio ante el placer como lo es mi vecino, el chino que ahora mismo barre una calle en Shangai o los que amo.

No me gusta el desconcierto, pero sí el placer.

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